Ofrecemos
12 propósitos de lengua para este año, uno por mes, con un extra por si alguno
lo tenemos bien sabido. Los hemos escogido siguiendo los consejos del Libro de estilo de la lengua española de
la RAE y las preguntas más frecuentes de la web de esta
institución, además de algunas publicaciones de Fundéu y
del Instituto Cervantes.
1. ENERO. Deber y deber de
Deber + infinitivo puede
denotar obligación o suposición. “Debo ir a trabajar” significa
“tengo que ir a trabajar” y con “deben ser las nueve” quiero decir que “no
tengo reloj, pero calculo así a ojo que son las nueve”.
Deber de + infinitivo solo
denota probabilidad. Siguiendo los ejemplos anteriores, podemos decir “deben de
ser las nueve”, pero no “debo de ir a trabajar”.
2.
FEBRERO. Queísmo y dequeísmo
El queísmo es la omisión
indebida de la preposición de ante que.
Hay que decir “no me acordé de que era tu cumpleaños” y no “no me acordé que
era tu cumpleaños”.
El dequeísmo es la adición
indebida de la preposición de ante que. Es incorrecto decir, por ejemplo,
“pienso de que Juan va a venir tarde”.
El libro de estilo de la
lengua española de la RAE propone un método para saber cuándo usar la
preposición de. Hay que
“sustituir la oración subordinada que encabeza que por los pronombres eso o ello”.
Si mantenemos la preposición de, hay que decir de
que. Y si no se conserva, la omitimos. Ejemplo:
- “No me acordé de eso”. Por tanto: “No me
acordé de que era tu cumpleaños”.
-
“Pienso eso”. Por tanto: “Pienso que Juan va
a venir tarde”.
3. MARZO. Los extranjerismos, sin muros
“Todos los idiomas se han
enriquecido a través de su historia con palabras tomadas de lenguas diversas”,
escribe Jesús Sánchez Lobato en Saber escribir, libro del Instituto Cervantes. El autor recuerda
extranjerismos que ya casi ni consideramos como tales: carné, fútbol, esnob,
jazz…
De acuerdo con la RAE y
según recoge Sánchez Lobato, se recomienda rechazar los extranjerismos cuando
“existe en español un vocablo del mismo significado con plena vitalidad”. Por
ejemplo, no hace falta decir short si
podemos decir pantalón corto.
Se recomienda aceptar los
extranjerismos necesarios o muy extendidos: ballet, blues, máster,
chucrut… En algunos casos se mantiene la grafía y pronunciación originarias,
como en walkman, que está en el diccionario
desde 2001. Estos términos se escriben con cursiva o con
comillas. En otros casos, como en pádel y suflé, se adapta la escritura y no
hace falta resaltar el texto.
En todo caso, “la RAE no
considera una incorrección lingüística el empleo de cualquier extranjerismo por
los hablantes, siempre y cuando lo resalte tipográficamente mediante letra
cursiva o comillas”. Pues ningún problem, entonces,
aunque igual pareces a little bit raro.
Por cierto, el español
también ha exportado a otras lenguas palabras como mosquito, guerrilla,
embargo, adobe, bodega… Y siesta, claro.
4. ABRIL. Solo va solo, sin tilde
A estas alturas, esto ya lo
sabe todo el mundo, pero lo incluimos porque es un tema que sigue generando
pasiones y parece que a algunos les arrancarán la tilde de solo de sus manos muertas y frías.
Como nos contaba la RAE,
la tilde diacrítica sirve para diferenciar dos palabras que se escriben igual
cuando una de ellas es tónica y la otra es átona. Las palabras átonas son las
que no tienen acento propio en la cadena hablada y por tanto se apoyan en otra palabra
tónica para su pronunciación. Ocurre, por ejemplo, con de y dé en
frases como “ese coche es de Sara” (átona) o “espero que me lo dé” (tónica).
Pero no pasa lo mismo con solo, ya que tanto
el adjetivo como el adverbio son palabras tónicas. Es decir, no hace falta el
acento gráfico para diferenciarlas, igual que no diferenciamos seguro (adjetivo)
de seguro(adverbio).
Tampoco se acentúan los pronombres demostrativos, como esta,
esay aquella.
Ya
de paso, recordamos que tampoco llevan tilde palabras como guion, truhan y hui. Como recoge el Libro
de estilo de la RAE, “aunque se puedan pronunciar en dos sílabas,
se consideran monosílabas por estar formadas por una secuencia que a efectos
ortográficos se debe tratar como un diptongo o un triptongo. También ocurre con
algunas formas verbales de pretérito perfecto simple (crie, crio, fio, lie, rio, lio...) y de presente (criais, fieis, fiais, riais…) ". En la web de la RAE hay
más información.
5. MAYO. Laísmo, leísmo y
loísmo
En general, se usan los pronombres lo
y la (y sus plurales) para el complemento directo, y el pronombre le (y les)
para el indirecto.
- Cierra el libro y ponlo ahí. (El libro
es complemento directo).
- A María la vi ayer. (María es el
complemento directo).
- Voy a servirle un café a María. (María
es el objeto indirecto y un café, el directo).
Se permite el leísmo referido a
persona singular, pero no a cosa, como explica la RAE y como en
“¿has visto a Jorge? Sí, le vi ayer en el parque”. Pero no: “A tu perro le vi
en el parque”. Más sobre el leísmo en este artículo de Lola
Pons.
6.
JUNIO. Siempre detrás de mí
Como dice el Libro
de estilo de la RAE, “las combinaciones del tipo de detrás
suyo, delante mío, encima nuestro, etcétera, no se han integrado todavía en la
lengua culta general, por lo que es preferible evitarlas y usar en su lugar las
variantes con la preposición de: detrás de ella, delante de mí,
encima de nosotros". Sí se admite la combinación con alrededor:
alrededor mío, alrededor vuestro.
7.
JULIO. Infinitivo e imperativo
No se considera correcto el uso del
infinitivo en lugar del imperativo para dirigir una orden a una segunda persona
del plural. No se debería decir “¡venir ahora mismo!”, sino “¡venid ahora
mismo!”.
Es válido el empleo del infinitivo con
valor de imperativo cuando aparece precedido de la preposición a, uso propio de
la lengua oral coloquial: "¡Tú, a callar! Niños, a dormir".
El infinitivo también se puede usar
“con valor exhortativo en indicaciones, advertencias, recomendaciones o avisos
dirigidos a un interlocutor colectivo e indeterminado”, como en las
instrucciones o en los carteles. Por ejemplo: consumir a temperatura
ambiente, no fumar, lavar a mano. Como explica la RAE, se
trata “de estructuras impersonales en las que no se da una orden directa, sino
que se pone de manifiesto una recomendación, una obligación o una prohibición
de carácter general”.
8.
AGOSTO. ¿Por qué? ¿¡POR QUÉ!?
“Por qué” es la secuencia formada por
la preposición por y el
interrogativo o exclamativo qué. Introduce
oraciones interrogativas y exclamativas directas e indirectas. Ejemplos: ¿Por
qué no has venido? No entiendo por qué te pones así. ¡Por qué calles más
bonitas pasamos!
“Porque” es una conjunción y se usa
para introducir subordinadas que expresan causa (no fui a trabajar porque tenía
fiebre) y como conjunción final, con sentido equivalente a para
que (hice cuanto pude porque no
terminara así).
“Porqué” es un sustantivo que equivale
a causa, motivo, razón y se escribe con tilde por ser palabra aguda terminada
en vocal. Ejemplos: No comprendo el porqué de tu
actitud. Todo tiene su porqué.
“Por que” introduce un segmento que no
expresa causa (se caracteriza por que no come por la boca) y cuando que es un
relativo y la expresión equivale a “por el / la / los / las que”. Esta
es la razón por que no puedo hacerlo. En este caso es más
corriente usar el relativo con artículo antepuesto (esta es la razón por la que no
puedo hacerlo).
Más sobre porqué, porque, por qué y por
que en la RAE.
9.
SEPTIEMBRE. Sino y si no
"Sino" es la conjunción que
aparece en contextos en los que se ha negado la frase anterior, como en “no lo
hizo Juan, sino Pedro”. También en construcciones como “no solo…, sino también;
no porque…, sino porque”. Y cuando tiene un valor similar a más que o excepto.
Ejemplo: ¿Quién
sino Juan podía hacerlo?
"Sino" también puede ir
junto cuando es un sustantivo con el significado de “destino”: mi
sino es trabajar y trabajar.
En cambio, "si no" es la
combinación de la conjunción condicional "si" seguida del adverbio
"no". Introduce una oración condicional: “Si no lo haces tú, lo hará
él”.
Un truco de Fundéu para
distinguirlos “es ver si entre si y no puede
incluirse algún elemento sin pérdida de sentido en el texto”. Por ejemplo, “si
no hubiera intervenido el juez…” se puede cambiar por “si el juez no hubiera
intervenido…”. Si esto se puede hacer, se trata de si + no, y debe escribirse
en dos palabras.
10.
OCTUBRE. He perdido el habla, pero no la habla
El artículo el se emplea
con nombres femeninos que comienzan por a- o ha- tónicas: el asa, el hambre, el
ancla, el habla… (y no la asa, la hambre, la ancla).
El indefinido una generalmente
también toma la forma un en estos
casos: un aula, un hada, un asa, un hacha. Pero no es incorrecto, aunque no sea
frecuente, usar una: una hacha, una águila, una alma…
Asimismo, los indefinidos alguna y ninguna pueden
adoptar en estos casos las formas apocopadas (algún alma, ningún alma) o
mantener las formas plenas (alguna alma, ninguna alma).
Si entre el artículo y el nombre hay
otra palabra, la regla queda sin efecto: la misma
agua, la extensa área… Los adjetivos han de concordar en femenino: el agua
clara, el hacha afilada…
Los demostrativos y adjetivos
determinativos (todo, poco, mucho, otro…) deben usarse en femenino: esta hacha,
toda el agua, aquella misma aula...
11. NOVIEMBRE. ¿La mitad aprobó
o la mitad aprobaron?
Ambos: estructuras como la
mayoría de los manifestantes, el resto de los alumnos y la
mitad de los presentes permiten concordar en singular y en
plural, siendo más habitual la concordancia en plural.
12.
DICIEMBRE. A ver y haber
Se escribe a ver:
- Cuando se combinan a y ver en sentido
literal: Fue
a ver a su abuela.
- En oraciones que empiezan por a ver
si: A
ver si vas a ver a tu abuela.
- Seguido de un interrogativo: A
ver quién sabe cómo se llama su abuela.
- Como expresión independiente: A
ver, ¿qué le pasa a tu abuela?
Se escribe haber:
- Cuando es el infinitivo de haber,
también como auxiliar. No se puede aprobar sin haber
presentado el trabajo.
- En construcciones con haber +
participio con las que se le recrimina a alguien una situación pasada: Haberlo
dicho antes, haber estudiado.
La RAE insiste en su Libro
de estilo en que "el carácter no marcado del masculino
hace innecesario el desdoblamiento en la mayor parte de los casos". Eso
sí, también añade que usar los dos géneros es normal "como muestra de
cortesía" en encabezamientos o en caso de duda. No considera válido el uso
de arrobas o de otras letras, como en "chiques" o "chicxs".
Es decir, se recomienda, por
ejemplo, “consejo de ministros” y no “de ministros y ministras” o “de
ministras”, aunque actualmente haya más ministras que ministros.
Eso sí, tal y como ya nos contaba
Fundéu, si estos usos se generalizan y el uso del femenino o
del desdoblamiento se convierten en “un consenso tácito en la mente de los
hablantes”, la RAE “notaria de la lengua, previsiblemente registrará que el
masculino ya no es la única forma correcta de referirse a un grupo mixto".
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